Performance- Exposición, 8 y 9 de junio de 2013.
El Patio de Martín de los Heros, Madrid.
Oscilación (dibujos)
Parálisis (performance y mapas
mentales)
Escalada (performance, video y exposición)
Alba Soto ha ofrecido su
performance Waiting For los pasados 8
y 9 de junio de 2013. Una performance que es al mismo tiempo presentación de un
corpus de materiales. En ellos Soto, que se ha interesado en otros proyectos
sobre la pausa, concreta ahora una
reflexión dilatada sobre el concepto de la espera.
Este concepto debe ser, en tanto que comportamiento acostumbrado y según su
criterio, puesto en cuestión desde la contemplación de las distintas visiones
del acto de esperar que cada individuo puede generar.
El punto de
partida declarado del proyecto fue un diario de una mujer de los años cuarenta,
escrito durante quince días que Alba se encontró gracias al azar, ese instrumento de la práctica
artística que hemos heredado conscientemente de los surrealistas. Esa mujer
esperaba a su marido que se fue el día que empezó a redactar. No describe
emociones ni pensamientos, sólo acciones y horas. Alba quería contar lo esencial para ella de ese diario pero desde sí misma, desde su voz. En función de eso lo reelaboró con Irene Alonso como un compendio de sus pensamientos en el presente de hoy, Madrid, 2013.
Alba hacía
años que no trabajaba con un texto y ha querido partir de éste ahora. La
primera parte de la performance, en esa entrada en forma de embudo que tiene
este recoleto espacio que es El Patio de Martín de los Heros, en el
número 15 de la calle homónima, giraba en torno a esa representación teatral de
la espera. Una mujer, un flexo, un teléfono sobre una mesita, una silla. Los
diálogos mentales de esa mujer imaginados por Alba se trasladan pronto de la
angustia sentimental a reflexiones más generales de carácter humano universal.
En ella se han colocado las pinturas más acabadas que ha realizado en el curso
de sus reflexiones.
Luego se
accede a un patio, de ahí el nombre de este nuevo espacio madrileño orientado a
las exposiciones de plástica y la performance, donde Alba dispuso un entramado-
pérgola de hilos azules presidido por el tit tac de un reloj de marca Alba. Los hilos, las cintas, o las gomas (como en Elásticas
conversaciones del encuentro PIC-NIC Acciones en el Campito de julio
de 2012) son algo muy querido a Alba. Pendiendo de ellos una
serie de objetos enredados en papel y etiquetados con la instrucción (a lo
Lewis Carroll en Alice in Wonderland)
de “Abrir en un momento de espera”. Dentro, en una cápsula de plástico, una
semilla de pipa de calabaza (la espera puede ser un momento seminal) y un
papelito enrollado, azul. No puedo hablar de los demás, el mío ponía “¿Qué
colores hay en tus ojos ahora?


Y comenzaba
el baile por bosques, por viñedos, los intentos de comer esas zanahorias de la nasa sin emplear las manos y el guiño de humor al ritmo de esa canción de
George & Ira Gershwin “But not for me” en versión de Billie Holiday.
Finalmente
se ofrecía a todos ocasión de dar cuenta de una tarta, cómo no, de zanahoria.
Esa hortaliza de la familia de las umbelíferas o apiáceas que suele colocarse
delante de aquellos que ambicionan una mejora en sus vidas, sobre todo en
contextos laborales, para que echen el resto y avancen más deprisa. Pero que
también puede ser una buena metáfora del deseo vital que nos mueve a crecer, a
desarrollarnos, a conocer otros lugares distintos al nuestro, a vivir en suma.
En esa
sala de proyección estaban dispuestos sobre las paredes una serie de dibujos
que Alba ha realizado en espacios de espera, salas de consultas, estaciones,
etc. Esos dibujos en grafito, bolígrafo, tinta que constituirían la primera
parte de la trilogía sobre la espera que denomina Oscilación-Parálisis- Escalada. Algunos de los presentes aquí y
otros estuvieron expuestos bajo el título de “Mapujos” en la Sala Previa
de Madrid (c/San Pedro, 1) desde el día 21 de febrero de 2013. Los dibujos
suelen ser ricos en juegos surrealistas de miembros cortados, del doble, del
otro, de los ojos multiplicados, de las bocas con dientes y la antropofagia. El
contenido sexual no siempre es explícito ni pretendido pero sí hay una idea más
genérica de penetración de unos cuerpos en otros, de ensamblaje. Recuerdan
algunas producciones de Luis Fernández, Xul Solar o Toyen.
Al calor de Arco 2013, Alba
realizó también la segunda parada en esa trilogía de la espera que es lo que
ella denomina Parálisis. Y que
conecta con esos mapujos en el sentido de que, en muchos casos, se concreta con
una visualización escrita de mapas mentales. Se trataba de la
performance Waiting for llevada a
cabo el pasado 16 de febrero de 2013 en
el Encuentro de artistas Cltr Art Supr
con sede en The Living Roof de
Malasaña (Costanilla de San Vicente, 4). La acción duró tres horas durante las
que la espera se enseñoreó del espacio, acompañada de instalaciones creadas a partir de su número de teléfono. En ella ya planteaba la parte de
ansiedad y de creencia negativa que estaba contenida en esa espera: “Esperamos
por otro, exigiendo en directo que se haga sin dudar nuestra voluntad
adulterada. Lo incoherente de la escena es que la espera no existe en sí.” Hay
números por todas partes incluida su espalda, números de cifras de cera roja de
cumpleaños que penden o números azules y números grabados en cuñas de marcos
con su alcayata.
Ese segundo momento de Parálisis fue prolongado durante el proyecto cultural SeAlquila que tuvo lugar los días 16, 17 y 18 de mayo en el Mercado de la Cebada de La Latina madrileña. Eso permitió ahondar en los mapas de una espera marcada por la aflicción de la necesidad de una llamada salvadora, de la intervención de un otro, observador u espectador, para superar el bloqueo que supone ese estado.
No es fácil encontrar performances que expliquen la idea la espera, en realidad un vistazo atrás en la historia nos llevaría al siglo XIX en que tanto abundaban las iconografías de Ifigenia en Táuride o de Ariadna en Naxos. Si la espera se entretiene en labores de tejido, de tramas de hilos, también podríamos estar hablando de la Dama de Shalott cuya mejor expresión enredada en la espera de su propio tapiz lograra en su producción última el prerrafaelista tardío William Holdman Hunt. La Escalada pues, sería este video, la performance-presentación y la reunión de todas las fases anteriores. Sería el acto de alcanzar esa cima de sus reflexiones sobre la espera. Sus conclusiones, como no podía tratarse de otro modo en el caso de alguien de actividad tan frenética como la de Alba, apuntan a minimizar la espera y decidirse por el salto, escalada, movimiento, acción o al menos por hacer de ese momento de espera algo fructífero. Y que si esta espera es inevitable, en esa oscilación entre la búsqueda y el hallazgo, saber discurrir levemente y desde el disfrute por ella en el tiempo presente en que la acción y el movimiento deben dejar lugar a la calma. Sin olvidar la consciencia de que, puesto que la espera no es el ser, no existe en sí y, por tanto, no debemos acuartelarnos en ella en demasía.
Ese segundo momento de Parálisis fue prolongado durante el proyecto cultural SeAlquila que tuvo lugar los días 16, 17 y 18 de mayo en el Mercado de la Cebada de La Latina madrileña. Eso permitió ahondar en los mapas de una espera marcada por la aflicción de la necesidad de una llamada salvadora, de la intervención de un otro, observador u espectador, para superar el bloqueo que supone ese estado.
No es fácil encontrar performances que expliquen la idea la espera, en realidad un vistazo atrás en la historia nos llevaría al siglo XIX en que tanto abundaban las iconografías de Ifigenia en Táuride o de Ariadna en Naxos. Si la espera se entretiene en labores de tejido, de tramas de hilos, también podríamos estar hablando de la Dama de Shalott cuya mejor expresión enredada en la espera de su propio tapiz lograra en su producción última el prerrafaelista tardío William Holdman Hunt. La Escalada pues, sería este video, la performance-presentación y la reunión de todas las fases anteriores. Sería el acto de alcanzar esa cima de sus reflexiones sobre la espera. Sus conclusiones, como no podía tratarse de otro modo en el caso de alguien de actividad tan frenética como la de Alba, apuntan a minimizar la espera y decidirse por el salto, escalada, movimiento, acción o al menos por hacer de ese momento de espera algo fructífero. Y que si esta espera es inevitable, en esa oscilación entre la búsqueda y el hallazgo, saber discurrir levemente y desde el disfrute por ella en el tiempo presente en que la acción y el movimiento deben dejar lugar a la calma. Sin olvidar la consciencia de que, puesto que la espera no es el ser, no existe en sí y, por tanto, no debemos acuartelarnos en ella en demasía.
Amelia Meléndez